“¿Me amas?, entonces apacienta mis ovejas”
Una cálida atmósfera se visualizaba este servicio de Reunión general, una llama de adoración incitaba a reflexionar que era necesario disponer nuestro corazón para que Dios manifestara divinamente su brisa de fortalecimiento y renuevo en el Espíritu.
Coordinadamente nuestro coro, a través de melodías expresadas con labios agradecidos recitaba “Sólo tu amor llena mis días de felicidad”, coros de niños deleitando con su más ínfima inocencia cantando “Alaba”, nos llevaba a visualizar que Dios tenía un tema central para su pueblo: “¿Me amas?, entonces apacienta mis ovejas”.
En manos del coordinador; Hno. Miguel Curilén, el Espíritu Santo se vestía de adoración al Santo… pronto se escucharían los llantos de renuevo, los ¡Aleluya! loando, las manos alzadas declarando victoria sobre toda naturaleza humana. El pueblo se preparaba para sumergirse en el perfume de Cristo.
El servicio en manos de nuestro Amado Pastor Manuel, conmovido por la única y maravillosa presencia de Dios guiaba a todos a seguir honrando; “Bendito es el que te sacó de muerte a vida, el que te rescató de la sepultura!”, expresaba desde su alma, no pudiendo iniciar la exhortación del mensaje por tan poderoso poder que gobernaba el recinto. Notas musicales acompañaban el momento, alabanza y adoración era el único camino de continuar con el desarrollo del culto.
El mensaje ubicado en Juan 21: 15 – 19 traía el alimento a nuestras vidas. Recordando al Apóstol Pedro y su aparente incondicionalidad previo a la muerte de Jesucristo, entristecido por las tres veces preguntadas por Jesús; ¿Simón, me amas?, añadiendo a cada respuesta del Apóstol, “Apacienta mis corderos”, dejando la duda de la veracidad de la respuesta de Pedro. Simón, ¿me amas?, llamándole por su antiguo nombre, aludiendo a su naturaleza vieja, la naturaleza humana. Pedro respondiendo: “Señor, Tú sabes que te amo” daban por zanjado una etapa inconclusa de traición y mucho dolor por parte de Pedro, transformándolo en el elegido para fundar la iglesia apostólica e iniciar el ministerio pastoral y finalizar siendo prócer de la obra de Dios.
“Sígueme” es lo que Cristo te dice en este momento, poder y transformación para menguar tus debilidades y traiciones y transformar en Gracia abundante para ser pescadores de almas, guiar a pecadores al arrepentimiento y condenados a muerte a la Salvación. “Sígueme” te dice Jesucristo, que esto no depende de nosotros ni el deseo de hacer bien las cosas, si no de cuanta presencia de Dios real hay en nuestras vidas y cuan gobernada se encuentra nuestra mente por el Espíritu Santo, entendiendo que aún en nuestra naturaleza infiel e indiferente a su amor Él espera nuestro fidedigno arrepentimiento.
Sígueme!…
dpto Comunicaciones Impph.
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